viernes, 25 de septiembre de 2009

25-09-09: una despedida

La primera noticia de hoy al leer la prensa ha sido como una gota más de ese vaso que no deja de llenarse últimanente, llámese decepción: nos dejaba Alicia de Larrocha y de Calle (Barcelona, 23 de mayo de 1923 - Barcelona, 25 de septiembre de 2009) (1 y 2).


Y es que con Alicia de Larrocha descubrí a Falla, Granados, Turina, Mompou, Motsalvatge y tantos otros. La primera vez que me hablaron de ella fue en una clase de piano. Mi profesora, desesperada porque mi mano derecha no era regular en alcanzar la ocataba (ni mencionar la mano izquierda) en una obra de Turina, me habló de una pianista fabulosa y menuda que, con las manos quizás más pequeñas que las mías, conseguía hacer maravillas. Así que no tardé en conseguir algunos discos suyos. Y me pasaba horas sentaba con partituras en las manos mientras la escuchaba e intentaba imaginarla cómo tocaba el piano...pero aquello era tan perfecto que dejaba de ser música, y parecía un diálogo...esta mujer conseguía que el instrumento hablara. Precisa, de pulsación clara y ataque próximo a la tecla, y ante todo muy técnica, porque la emoción brota como pura consecuencia de lo que un día quedó escrito por alguien. Este sería otro de esos casos en los que la persona (y en este caso su música también) eran necesarios en este mundo, y pasan a ser eternidad cuando nos dejan.

Así de menuda y con ese aspecto tan añorable, triunfó desde bien pequeña dando su primer concierto a los 6 años con la Orquesta Sinfónica de Madrid durante la exposición universal celebrada en Barcelona en 1929.

Lo que más me impresiona de esta mujer es que bajo ese atuendo tan 'clásico' era realmente una mujer 'moderna'. Y es que esta mujer se ha marchado sin saber que era un ejemplo transgresor de cómo conseguir el éxito, con un estilo que no entiende de barreras ni físicas ni mentales.

Buceando por la red he encontrado dos documentos increíbles donde se puede ver a Alicia de Larrocha y de Calle, y que cada cual juzgue y enumere cuántas personas conoce de semejante calibre y de tal naturalidad (ojo con los subtítulos que no tienen desperdicio).







Y es que los grandes son así, no les hace falta mucho más.

2 comentarios:

Mar. dijo...

Qué bonito. Me ha gustado mucho, porque ese texto eres tú tocando el piano cuando yo tenía seis años.

Amanda's World dijo...

¡Muak! también eres tú tocando las teclas mientras yo estudiaba, y luego tú sola con tus partituras. Sabía que te gustaría ;)