Aquí está la responsable de la aventura de hoy. Desde que ya va haciendo menos calor y se pueden abrir las ventanas, Gobolino disfruta del balcón en todos los sentidos.
Cuando he llegado del trabajo, estaba muy habladora, quizás contenta porque le había dejado el balcón abierto durante todo el día (por simple descuido). La aventura ha empezado cuando la oigo maullar bien alto desde el balcón, y oigo que viene como corriendo y maullando a la vez, cosa inusual.
Tengo que confesar que desde hace unos días hay hojas por el suelo de la terraza que habría que recoger, detalle importante porque cuando se ha acercado a mi lado, he visto que le colgaba algo de un lado de la boca. Inmediatamente he pensado que una hoja se había enganchado en la melena.
Pero la tía ha pegado dos maullidos bien altos y dado dos vueltas...yo empezaba a no entender nada, cuando abre la boca y suelta un dragón en medio del salón. Evidentemente, cuando lo ha soltado se ha puesto a jugar con él, pero el dragón ha tardado dos segundos en desaperecer por la casa y ahora Gobolino está como loca buscando por los rincones.
A partir de ahora, somos tres en casa :)
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