Un buen lema en la vida es "que no te lo cuenten".
Pues bien, no me he podido resistir a probar algo que hemos visto los europeos millones de veces en diferentes películas pero que quizás no sabíamos que tenían nombre: los famosos corn dogs.
El lunes pasado, decidimos ir a comer al Rathskeller. Es el bar UM y no es para nada un sitio donde comería dos veces seguidas si pudiera. El menú tiene todos los platos organizados de forma que todavía no entiendo y, en general, es comida basura, pero fresca...a veces. Entre tanta comida basura, leí corn dog y no sabía lo que era, así que me lancé a probarlo.
Pues bien, hoy es miércoles y tengo un ardor estomacal espectacular que de vez en cuando deriva en dolores de varios tipos. ¡Pero qué mala me he puesto! Está claro que no me van a contar a qué sabe el corn dog, pero es que tampoco lo voy a volver a probar: especie de perrito caliente, pero se fríe la salchicha envuelta en masa (como de churro), por eso se ve que tiene un palo que lo atraviesa, para poder comerlo...y así simulan una mazorca de maíz, y de ahí le viene el nombre.
Una y no más.
L E N D U R
Hace 4 horas
4 comentarios:
Qué guarrada, no Amanda? xdd!
jajaja...pues sí...una fritanga como otra cualquiera, pero esta es peligrosa ;)
eh! pero no me lo van a contar!
xD
A mi me encantan. Como poca mostaza y catsup. Son ricos por su sabor dulzón. Seguramente no tenían el debido cuidado en el restaurante para su refrigerio.
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