Hoy he perdido el bus por los pelos, porque como no tienen horario fijo, pues igual aciertas que no con la hora. Y hoy era uno de esos días que iba adelantado, y para qué se va a esperar a los pobres viandantes que confían en su retraso habitual. Con el calor de costumbre a las 9 de la mañana, he decidido meterme en el supermercado que hay delante de la parada a comprar unas cosas muy prácticas: espray anti mosquitos, albaricoques y un donut.
El momento donut en la parada del bus ha sido espectacular. Nunca había comido un donut americano, de esos que tienen un glaseado de colores por encima, y que en las películas de polis chorrean crema. Pues bien, para empezar en la aventura del donut he probado con uno simple de glaseado blanco (que luego he descubierto que era un donut blanco de vainilla y azúcar) y sin crema. Con el calor que hacía en la parada del bus, el glaseado ha comenzado a derretirse sin darme cuenta, así se explica los chorretones de los uniformes de los agentes de policía. Era cuestión de segundos que el glaseado pasara a estado líquido. Ahora bien, estaba riquísimo así que tendremos que depurar la técnica y probar nuevos sabores. Además, tengo una cupón de descuento en Dunkin' Donuts de los Boys Scouts of America (jejeje) que habrá que utilizar, por el bien de la causa.
Más tarde, después de comer, he recogido los resultados del análisis para el informe de inmunización y de tuberculosis en medio de una tormenta horrible, con lo que me he empapado literalmente.La sorpresa ha sido que todos los resultados eran positivos: ¡soy inmune a todo! ... tanta historia para que al final no haga falta ninguna vacuna. Eso sí, todavía no estaba en el sistema.
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